En la primera comunión me regalaron mi primera cámara, enseguida fotografiar atardeceres se convirtió en una de mis primeras obsesiones, gastaba muchísimos carretes únicamente fotografiando el sol escondiéndose tras el horizonte. Cada día las formaciones de nubes eran diferentes y hacia variar los juegos de luces. Después comencé a fotografiar también lugares y entornos que me parecían únicos.
A partir de ahí la historia se fue expandiendo.